jueves, 9 de octubre de 2014

Desprenderse de vicios Contreras la ética ambiental

Hay un antiguo refrán indio que dice: “La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. La Tierra es nuestra casa, el lugar donde transcurre nuestra existencia y, la de millones de seres humanos, pero no todos la tratamos como algo nuestro. Que desagradable resulta a veces pasear por algunos jardines y parques de nuestras ciudades. Es increíble la capacidad que tienen algunos seres humanos de destruir y de ensuciar. La ausencia de una ética ambiental denota ausencia de responsabilidad. Convivimos con árboles, plantas, montañas, llanuras, ríos y mares pero no somos capaces de reconocer en ellos ni su belleza, ni su utilidad, ni su provecho.
La avaricia, el tercer vicio que se describe asociado a los problemas ambientales, es el deseo de poseer más recursos de los que uno necesita o merece, un deseo que nos impide ser generosos ante necesidades ajenas o responder ante las injusticias. La avaricia y el materialismo dañan a la persona pues se ha probado que después de cierto nivel de bienestar, la acumulación de más riqueza no significa más felicidad

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